Fue el invierno de hace cinco años cuando cometí el pecado de infidelidad. En ese momento, Yuzuru-kun, quien le fue infiel a su esposo, sacudió su cuerpo y honestamente expresó su favor hacia mí, que estaba herida. Quería llenar mi soledad, pero aunque sabía que no era bueno, respondí a ese pensamiento. Un niño ha envejecido. Cada vez que le preguntaban, sus vacilantes sentimientos de culpa eran ahogados por el sexo intenso. Al principio quería matar a mi marido a golpes, pero mis sentimientos por él crecían día a día.